

Hasta el momento, el proyecto de Gassi Touil no sólo era el más importante del país, sino también el único controlado por la iniciativa privada. La subida de los precios internacionales del gas y el aumento de los impuestos que Argelia aplica sobre los yacimientos, además de otros cambios en el marco jurídico han dotado a las compañías estatales de la liquidez suficiente para acometer proyectos de esta envergadura sin la necesidad del apoyo de empresas extranjeras.
Reformas
“Tengo el dinero, las reservas, el mercado y la tecnología. ¿Qué es lo que puedes aportar tú?” De esta forma resumía el ministro de energía de Argelia, Chakib Jelil, en declaraciones a Petroleum Economist, la postura del país hacia las multinacionales, de las que el país ya no necesita ni su capital ni su experiencia.
El contrato con Repsol y Gas Natural se empezó a gestar en 2002, pero no se concretó hasta dos años después. Desde entonces, el proyecto ha sufrido varias demoras, que Sonatrach considera suficientes para romper la concesión y tomar el control de la iniciativa, que también incluía planes para la construcción de una planta de licuefacción de gas y un gasoducto, además de la comercialización de la producción, mayoritariamente, en España.
La suspensión del contrato se calcula en más de año y medio, mientras dure el proceso de arbitraje en Ginebra, según apuntan fuentes del sector, que señalan que la repercusión económica en la cuenta de resultados “será mínima”, ya que las reservas de gas no habían sido contabilizadas. Aun así, las compañías tienen que calcular los perjuicios ocasionados por esta decisión ya que, por ejemplo, para Gas Natural, este proyecto suponía su primer acceso directo a reservas energéticas. En el sector, la decisión de Argelia se ha visto como una llamada de atención al Gobierno español y a la crisis abierta por unas declaraciones del presidente José Luis Rodríguez Zapatero, en las que apoyaba la postura marroquí –totalmente contraria a la argelina– en el conflicto del Sáhara. Sáhara Poco después de las declaraciones del presidente español, el Gobierno argelino puso de manifiesto su intención de revisar al alza las tarifas para el gas que compra España. El aumento suponía un duro golpe, ya que el 34,3% del gas que llega a España procede del país norteafricano. Esta alta dependencia sitúa a Argelia en una posición de fuerza ante cualquier conflicto con España. A pesar de que el Gobierno de Zapatero ha intentado recuperar las relaciones con el Gobierno de Abdelaziz Buteflika abriendo a Sonatrach la posibilidad de operar en España y cediéndole la participación mayoritaria en Medgaz, el nuevo gasoducto que unirá los dos países, no parece que haya tenido éxito, a la vista de la ruptura del contrado firmado por Repsol y Gas Natural en Gassi Touil. El Ejecutivo español ha malgastado todos sus recursos de negociación para restablecer las buenas relaciones, sin conseguir garantías para los intereses de las empresas nacionales en la zona. De hecho, fuentes cercanas al proyecto de Gassi Touil aseguran que Repsol y Gas Natural se han puesto en contacto con el Gobierno, que habría intentado de nuevo alcanzar un acuerdo. La crisis se desató el 4 de julio, cuando Sonatrach pidió explicaciones a las dos empresas españolas sobre los retrasos. Según el contrato, en caso de conflicto, se debería haber establecido un proceso de mediación, al que Sonatrach no ha querido dar cabida y ha preferido llegar, directamente, al tribunal de arbitraje. Por otro lado, la firma State Street Bank ha aumentado su participación en la petrolera hispanoargentina del 5,02% al 5,06%. La cotización bajó ayer un 0,11%, hasta 26,45 euros.
by Sergio Saiz
Repsol/España