El presidente de Ecuador, Rafael Correa, afirmó este viernes que son inocultables los daños ambientales provocados por la estadunidense Texaco en la Amazonia de su país, durante los años en que extrajo petróleo en esa región.
Correa quien cumplió una visita de dos días a la zona petrolera de la Amazonia ecuatoriana, dijo que comprobó de manera "evidente e inocultable", el daño dejado por Texaco. La petrolera estadunidense enfrenta un proceso por daños ambientales ante la justicia de Nueva Loja, capital de la provincia amazónica de Sucumbíos, propuesto por comunidades de la región, que llevan años en su reclamo.
En forma previa, la demanda fue planteada ante la justicia estadounidense, la que dijo que el proceso correspondía a jurisdicción ecuatoriana.
El presidente Correa puntualizó que existen más de mil piscinas de residuos, con un perjuicio equiparable a 30 veces el derrame causado por el buque Exxon-Valdez en 1989, en Alaska.
El mandatario reconoció que no puede interferir en el proceso, pero dijo que tiene el deber de decir que "ahí está la contaminación inocultable".
Correa calificó como "vende patrias" a los abogados ecuatorianos que acusan a Petroecuador de ser la responsable de los perjuicios. Texaco emitió un comunicado en el que sostiene que las evidencias de daños ambientales que se hallan en la zona corresponden a la estatal ecuatoriana Petroecuador, que sucedió a Texaco en la operación de los campos.
La petrolera estadounidense operó en Ecuador entre 1964 y 1992 y entre 1995 y 1998 realizó trabajos de rescate ecológico en la zona, a instancias del gobierno ecuatoriano de entonces.
Correa quien cumplió una visita de dos días a la zona petrolera de la Amazonia ecuatoriana, dijo que comprobó de manera "evidente e inocultable", el daño dejado por Texaco. La petrolera estadunidense enfrenta un proceso por daños ambientales ante la justicia de Nueva Loja, capital de la provincia amazónica de Sucumbíos, propuesto por comunidades de la región, que llevan años en su reclamo.
En forma previa, la demanda fue planteada ante la justicia estadounidense, la que dijo que el proceso correspondía a jurisdicción ecuatoriana.
El presidente Correa puntualizó que existen más de mil piscinas de residuos, con un perjuicio equiparable a 30 veces el derrame causado por el buque Exxon-Valdez en 1989, en Alaska.
El mandatario reconoció que no puede interferir en el proceso, pero dijo que tiene el deber de decir que "ahí está la contaminación inocultable".
Correa calificó como "vende patrias" a los abogados ecuatorianos que acusan a Petroecuador de ser la responsable de los perjuicios. Texaco emitió un comunicado en el que sostiene que las evidencias de daños ambientales que se hallan en la zona corresponden a la estatal ecuatoriana Petroecuador, que sucedió a Texaco en la operación de los campos.
La petrolera estadounidense operó en Ecuador entre 1964 y 1992 y entre 1995 y 1998 realizó trabajos de rescate ecológico en la zona, a instancias del gobierno ecuatoriano de entonces.
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