Si Chávez puede convencer a las empresas que se queden, pese a términos más duros, Venezuela podría estar en condiciones de desarrollar el depósito de crudo más grande del planeta, posiblemente superando a Arabia Saudí como el país con las mayores reservas comprobadas.
Pero, si las ahuyenta, la región del río Orinoco podría concluir con menguantes inversiones y escasa tecnología para transformar sus vastos depósitos de crudo bituminoso en petróleo exportable.
El martes, BP PLC, ConocoPhillips, Exxon Mobil Corp., Chevron Corp., Total SA de Francia y Statoil ASA de Noruega, entregarán sus operaciones en el Orinoco a la empresa estatal Petróleos de Venezuela SA. (PDVSA). Se espera que Chávez sea acompañado por soldados y obreros mientras en el cielo sobrevolarán nuevos cazas de combate de fabricación rusa.
Ambas partes están ahora enfrentadas en negociaciones discutidas. Chávez dice que PDVSA asumirá como mínimo un 60% de las operaciones en el Orinoco, pero ha invitado a las empresas a quedarse como socias menores. Las compañías tendrán hasta el 26 de junio para negociar los términos de los nuevos contratos, incluidas compensaciones y menor participación en las ganancias.
Las compañías parecen haber asumido una posición firme, exigiendo condiciones, y posiblemente compensación, para seguir haciendo negocios en Venezuela.
El futuro de Chevron en Venezuela "dependerá en gran medida de cómo somos tratados en la presente negociación", dijo David O'Reilly, presidente de la empresa con sede en San Ramón, California.
Rex Tillerson, de Exxon Mobil, con sede en Irving, Texas, dijo al servicio noticioso Dow Jones y al periódico The Wall Street Journal que a menos las negociaciones produzcan un propuesta rentable "Todo lo demás es discutible pues no pensamos quedarnos".
"Soy realista", indicó Tillerson. "Les he dicho (a las autoridades venezolanas) que tal vez no tenga resultados" la negociación.
ConocoPhillips es la única compañía que todavía no ha aceptado el control de PDVSA, y eso ha hecho que el gobierno de Venezuela le advirtiera que podría expropiar sus bienes.
Las apuestas son muy altas por parte de ambos lados.
Chávez necesita el dinero y la tecnología de las empresas para convertir el crudo pesado del Orinoco en un producto exportable. Aunque Chávez alega que empresas estatales de China, India y de otras partes podrían participar en la explotación de la Faja del Orinoco, los expertos de la industria dudan que se encuentren bien calificadas.
Pero también para las empresas retirarse del Orinoco podría causarles un gran daño.
Esas compañías han invertido más de 17.000 millones de dólares en los proyectos, que se estima valen ahora alrededor de 30.000 millones de dólares.
Venezuela ha indicado que está dispuesta a pagar la cantidad inferior, con cancelación parcial en petróleo, y, algunos sospechan, cancelación de impuestos atrasados.
Pero inclusive si un acuerdo es alcanzado, las compañías podrían descubrir que recién ahora comienzan sus dolores de cabeza.
PDVSA se halla plagada de problemas, debido a toda clase de accidentes industriales, que algunos atribuyen a la falta de mantenimiento, y drenada de parte de su dinero en efectivo, pues ha financiado en buena medida los programas sociales de Chávez.
Pero, las empresas se encuentran cada vez más limitadas en sus opciones. Monopolios estatales que controlan tres cuartas partes de las reservas de petróleo del petróleo prohiben las inversiones privadas. Por lo tanto, Venezuela podría seguir siendo un sitio tentador, aún bajo las exigencias de Chávez.
"Todas las compañías deben enfilar hacia donde se encuentra el petróleo", dijo Ali Moshiri, jefe de operaciones de Chevron en América Latina. "¿Y en qué lugares de América Latina existe petróleo?"
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