La británica BP aventura la cifra de 1,37 billones de barriles como volumen de reservas mundiales. Al ritmo de consumo actual (85,9 millones de barriles diarios, según la Agencia Internacional de la Energía, AIE), dará para los próximos 43 años. Pero, lejos de disminuir, el consumo de petróleo proseguirá su infatigable aumento en las próximas décadas. Tanto que el Gobierno de EE UU calcula que para 2030, el consumo habrá crecido más del 40%. ¿De dónde saldrá este petróleo? Las alternativas se complican más allá de Arabia Saudí, aliada de las potencias occidentales, pero asediada por el fundamentalismo islámico.
Bajo las cálidas arenas saudíes yacen reservas equivalentes a 264.300 millones de barriles, según el Centro de Estudios Globales de la Energía (CGES). Es mucho más que en ninguna otra parte del planeta y a un coste de extracción tan bajo que hace rentable producir incluso a precios de cinco dólares por barril. Un notable contrapoder lo ha ejercido durante 20 años el mar del Norte, que reúne condiciones ideales: petróleo de alta calidad -aunque caro de extraer-, explotado por estables democracias (Alemania, Dinamarca, Holanda, Noruega y Reino Unido) y próximo a los mercados occidentales. De esta zona es el Brent, un tipo de crudo cuyo precio es referencia europea. Pero el mar del Norte se seca. Ha entrado ya en una fase irreversible de declive. La producción llegó a su punto álgido en 1999, cuando alcanzó un ritmo de 5,95 millones de barriles diarios. En ocho años, el ratio de extracción ha caído en más de 1,5 millones de barriles diarios y ése es el camino irremediable que seguirá la región.
Canadá, un poder emergente
El encarecimiento del petróleo -el precio del crudo ha subido un 300% desde 2001- ha facilitado la comercialización de productos nada rentables hace bien poco, y EE UU ha sido el más rápido en verlo. No es sólo que la Administración Bush esté empeñada en exprimir los yacimientos ubicados en la reserva natural de Alaska; se trata también de la paulatina sustitución del incómodo suministrador de Venezuela por un socio mucho más agradable: Canadá. El Instituto Americano del Petróleo (API) estima que Canadá exporta diariamente a su vecino del sur unos 2,3 millones de barriles, lo que representa el 18% de las importaciones de crudo de EE UU.
Cuando el presidente venezolano, Hugo Chávez, empezó a inflamar su retórica de patriotismo antinorteamericano hace tres años, el país suramericano era el primer socio petrolero de EE UU. Aún es un actor de peso (exporta 1,28 millones de barriles al día), pero ha caído al cuarto lugar: detrás de Canadá, Arabia Saudí (1,38 mbd) y México (1,34 mbd).
Las arenas bituminosas de Canadá, cuyo coste de extracción las hace rentables sólo a partir de 55 dólares por barril, son las nuevas protagonistas. Su producción se ha multiplicado por tres en 10 años, hasta llegar a 1,2 millones de barriles diarios. Canadá prevé alcanzar 1,9 millones de barriles en 2010. Las reservas probadas de Canadá ascienden a 179.200 millones de barriles, pero el 95% son las famosas arenas. Es crudo de baja calidad y con un alto porcentaje de azufre, costoso tanto desde un punto de vista económico como ecológico.
Enclavado en el interior de Asia central, el mar Caspio se está convirtiendo en una fuente de creciente interés ante los ingentes yacimientos sin explotar. No hay consenso sobre los datos de reservas; el Departamento de Energía de EE UU considera que la cifra oscila entre 17.000 y 49.000 millones de barriles, muy por encima de exportadores tradicionales como Libia, Argelia, Nigeria o Qatar. Pero la inestabilidad y complejidad política de la zona despiertan demasiados interrogantes.
El territorio está compartido por Rusia, Irán y las ex repúblicas soviéticas Azerbaiyán, Kazajistán y Turkmenistán. Para empezar, estos países están enzarzados en constantes disputas sobre la soberanía de las jugosas aguas del Caspio. Los años de represión política y la depresión económica han derivado en un déficit de infraestructuras para canalizar el crudo, si bien hay proyectos en marcha como el oleoducto que une Kazajistán con China; el Consorcio del Caspio, que conecta el Caspio con el mar Negro, y el Sistema de Transporte del Caspio, una vez más en territorio kazajo, que se espera que entre en servicio en cinco años.
Aunque se confía mucho en el potencial africano, la única fuente nueva de suministro que ha surgido recientemente es Guinea Ecuatorial, que produce al día 370.000 barriles. La antigua colonia española comenzó a exportar petróleo en 1995 y su actividad era nula en fechas tan recientes como 1990. Los recursos se encuentran en el golfo de Guinea, cuya explotación fue fuente de constantes enfrentamientos con la vecina Gabón, hasta que en 2004 ambos países llegaron a acuerdo para la exploración conjunta de las aguas. Eso sí, la repercusión del manantial de oro negro en la empobrecida sociedad guineana es nula.
Las cuencas marinas de Campos y Santos, en la costa sur de Brasil, albergan la parte del león de las reservas probadas del país (ascienden a 12.200 millones), cuya producción se ha triplicado en los últimos 15 años, hasta alcanzar un promedio de 2,15 millones de barriles al día, según la AIE. El crudo caro amplía las opciones, pero al final Oriente Próximo es el amo: concentra el 30% de la producción y el 61,5% de las reservas.
Existen 160 tipos de crudo cotizando en el mercado internacional de petróleo, según datos de la agencia Platts, pero todos ellos coinciden en que no han dejado de subir en todo el año y han roto máximos.
El crudo Brent se ha apreciado un 28% desde enero. Comenzó a cotizar cerca de los 60 dólares por barril y desde mediados de agosto emprendió una nueva escalada que le llevó a romper su récord histórico (los 78,3 dólares de agosto de 2006) el pasado 27 de septiembre. La nueva marca se queda en 80,03 dólares.
El Brent, de bajo contenido en azufre, se obtiene en el mar del Norte. Aunque su producción va en declive, es todavía el referente indiscutible para los mercados de Europa y África. El precio que se divulga en el mercado es, en realidad, la combinación de 15 variantes de petróleo, extraídas de otros tantos yacimientos marinos.
El crudo ligero West Texas es uno de los de más calidad del mundo, con un porcentaje de azufre del 0,24%, frente al 0,37% del Brent. Esa es la razón por la que la cotización del West Texas, producido en los campos petrolíferos del Medio Oeste de Estados Unidos y en el golfo de México, suele estar uno o dos dólares por encima del Brent. Se ha encarecido un 30% desde comienzos de año y cotiza a más de 79 dólares. Su precio máximo, el pasado 20 de septiembre, cuando cerró a 83,32 dólares.
Via: 5Dias|by Fernando Martinez